Cuando hay igualdad, todos los países se benefician de un comercio más abierto. Pero aquí estriba el problema: no hay igualdad. Para la mayoría de las mujeres, el contexto consiste en la desigualdad. Para proteger y promover los derechos de las mujeres, los negociadores de tratados comerciales deberían discriminar.
Por Sophia Murphy, consultora y asesora sénior para el Instituto de Política Agrícola y Comercial