Me encuentro junto a un pozo de agua dulce en El Atattara. Hay un gran agujero en uno de sus muros lo suficientemente grande como para poder colarse a través de él. Otro agujero, algo más pequeño, en la parte interior de una de las paredes, muestra la trayectoria de un misil hacia la estación de bombeo del pozo. Los destrozos provocados se empezaron a limpiar ayer por la mañana, los restos del panel de control eléctrico han sido reemplazados por los técnicos del organismo público que gestiona la distribución de agua en Gaza.