En la provincia de Artibonite, en el centro de Haití, parece no haber otra cosa que agua. A medida que conducíamos por esta región azotada por el cólera el pasado domingo, tres días después de que pusiéramos en marcha nuestra respuesta de emergencia, veía agua por todas partes: en los arrozales, en los canales de riego, en los pequeños ríos, en los pozos negros y en los charcos…